Algo que nunca empezó, es difícil de terminar. Es difícil dar la cara cuando no se la tiene, es difícil ser fuerte cuando se está quebrada, es doloroso tener que ser indiferente para no dibujar sonrisas imaginarias en los sueños del trovador. Decir basta, asumir lo que se hace y lo que se deja de hacer, detener lo que no se controla por voluntad propia… de la emocionalidad ajena, del cariño, del amor que no se tiene, que se tuvo o que se creyó tener. Cómo despedirme sin herir, como detener las lágrimas de otro...yo no quiero causar más sueños, yo no quiero ser una vida paralela, no quiero ser ilusión ajena, no quiero pretender amor.
He de admitir que sí, lo sentí, lloré e imagine, fui tu mujer en un sueño muy difuso, hace mucho tiempo… quise tus palabras, deliré con tu existencia. Fui tu Fermina Daza sin saber que existía.
Nunca fue el plan retener un corazón. Pero hoy no soy la que se creyó ayer, hace años, hoy soy lo que se ve, lo que se escribe, soy la que corre la mirada, la que pretende no haber conocido esos ojos, la que no cantó, la que nunca escuchó esos sonidos ni leyó esos versos...
No te digo adios, eso solo que ya no me salen letras para ti. No es hielo, no es ley… simplemente yo ya no respiro.
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